sábado, marzo 17, 2018

Mmame Mbaye. Otro más. Otro menos.

No es un mantero, es Mmame Mbaye. De la misma forma que Gabriel no era un niño, era Gabriel. Con nombre y apellidos. Con familia y amigos. Con sueños e ilusiones. Con miedos e inquietudes. Mmame Mbaye no es un negro, es un superviviente - como tantos otros en Europa - que se jugó la vida para poder llegar a España. Se jugó la vida, que se dice pronto. Los medios de comunicación siguen empeñados es deshumanizar a ciertas víctimas, refiriéndose a ellas como "vendedores ambulantes", "negros", "senegaleses" e "inmigrantes irregulares", para que no les pongas cara. Para que no sientas. Para que no padezcas. Para que no te duela. Para que no te traspase. "Un negro".

Otro más. Otro menos. Él, y los que viven como él, no sólo son víctimas del racismo social sino también del racismo institucional. Un sistema que aprieta, ahoga, persigue y acorrala. Un sistema que discrimina, ningunea y criminaliza a seres humanos cuyo delito es emigrar. Cuyo crimen es escapar de África, el pecado de Europa. Un sistema sin escrúpulos que, nuevamente, mata.

La exclusión y el rechazo matan. Y el odio y la rabia son humanos. Mmame Mbaye se jugó la vida para llegar a España y, después de 14 años aquí, su corazón no ha aguantado más. O eso han dicho. Mientras era perseguido por policías en moto, por ganarse la vida de la única forma que pueden, ha sufrido una parada cardiaca que ha provocado que decenas de vecinos y compañeros salgan a las calles de Lavapiés a plantarle cara a la autoridad, en el sentido más amplio de la palabra. A plantarle cara a aquellos que les hacen quemar su identidad, su pasado, sus esperanzas y su día a día y luego se asustan de que haya llamas. Me lo imagino, pero sé que no ocurrirá. Porque la ley dice que nuestro pasaporte, ese que nos regalan nada más nacer, vale más que el suyo. Eso, irremediablemente, a ellos les deja sin opciones. Y ya se sabe que cuando la ley es injusta lo justo es desobedecer. Por respeto a Mmame Mbaye y a todos ellos. Por dignidad.
Descanse en Paz.

Charlotte Arkana.

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