jueves, marzo 15, 2018

Distopía futura.




Abordando la cuestión desde la perspectiva del empleo, -clave en la autonomía de las personas-, la fragmentación del mercado laboral, junto a la precarización del trabajo y la cada vez más escasa remuneración salarial que las personas perciben, no es de “locos” decir que en un futuro no muy lejano, todas las personas con escasa formación o con una edad superior a los 50 años, van a tener serias dificultades, para encontrar empleo, y por ende, a vivir dignamente (cosa que el trabajo ya no te asegura…).
Por no hablar de la escasez de recursos que ya tienen y que no se solucionan con prestaciones con un duración específica. Ni mucho menos con un sistema de empleo estatal que no te asegura ni un minimo ni maximo de margen en el cual volverás a tener trabajo.

 La escasez de políticas de empleo estatales, planes y programas de fomento del trabajo, creación de infraestructura pública… etc, unido a una cada vez menor financiación de partidas presupuestarias destinadas a los sectores de formación, innovación e investigación, vemos claramente como se pretende tener mano de obra barata, joven y poco cualificada, prácticamente servil a unos intereses que pretende socavar la industria en pro de otros motores económicos como puede ser el turismo, con sus consecuencias, precariedad laboral, jornadas de más de ocho horas en las que en muchas ocasiones no se remunera el total y una cualificación requerida menor, lo que genera el lógico estrés de la persona con un curriculum académico amplio que ve como no encuentra trabajo más allá de servir copas y mucho menos en su especialización.
 Precisamente ese es uno de los pilares en los que me gustaría centrar este texto, pues para responder a la pregunta “¿nos están robando el futuro?” qué mejor forma que hacerlo de esta manera, intentando ampliar un poco la información del texto propuesto a analizar, complementandolo con algunas ideas y datos que expliquen también el porqué realmente, nos están robando el futuro.

 Las causas y causantes en mi opinión están claras, políticas de acumulación de capital de unos pocos, nulo reparto de la riqueza, imposibilidad de socializar los medios de producción para que sean accesibles a la población, la mala elección en el pasado al elegir el modelo y motor económico del país, los recortes en los cuatro pilares del estado de bienestar e intereses de unos pocos privilegiados, en legislar y reformar leyes a favor de unos y en contra de otros.

Fruto de esas leyes surgieron “ajustes”( bonito eufemismo) que reformaron los presupuestos de los servicios sociales, la sanidad, la educación y las pensiones, sumiendo así en una vorágine de incertidumbre e inseguridad vital tanto a profesionales relacionados con esos sectores como a las personas dependientes de estos. Sin la acción de los profesionales -véase las diferentes mareas- posiblemente los recortes hubiesen sido más duros aún de los impuestos por la troika. Pero la inacción de la sociedad española es claramente palpable, mientras en otros países el electorado castigaba las políticas impuestas en las elecciones, en España, no se supo tener una acción clara y concisa que movilizará a la gente más allá del 15M. El papel de los sindicatos fue claramente testimonial, y el del patronato, claramente activo, estando siempre al costado del gobierno (PP) y las políticas que favorecen la facilidad de despido por parte de las empresas, los ERE, la bajada del SMI, entre otras cosas…

 El futuro se encara claramente hacia la privatización de los servicios al puro estilo laissez-faire, en donde el papel del estado sea mínimo, en donde las grandes empresas evadan más y tributen aun menos( ay como gane ciudadanos…), donde los servicios públicos tengan un papel meramente asistencial en los que se parchea situaciones de exclusión y marginación social únicamente con prestaciones económicas extremadamente insuficientes debido al crecimiento del IPC y el coste de la vida en general.
 La pirámide demográfica que muestra en la actualidad unos datos de natalidad pesimos, un envejecimiento de la población que es prácticamente insostenible a largo plazo por el sistema de pensiones público actual si no se le “echa” dinero a la hucha fuera del que proviene exclusivamente de las cotizaciones, por lo que o se formulan nuevos tipos impositivos que aseguren la solvencia de la “hucha” de las pensiones o en un futuro estas, estarán en riesgo. ( Precisamente ya se empieza a recomendar por parte del gobierno y altos cargos de la banca que la población en general opte por tener jubilaciones complementarias o planes de jubilación).

Por otra parte el futuro de la educación, con la infinidad de leyes educativas que suceden a la actual, que por cierto, en mi opinión es de las peores, si no la peor… También ayuda a que los futuros ciudadanos tengan una peor formación como persona y unos valores de solidaridad y justicia menores a los de generaciones posteriores, si creces en la injusticia, acabas asumiendo que la vida es así. Es decir: Sin una conciencia de clase que identifique cuales son sus derechos y cuáles están siendo pisoteados continuamente desde la administración/es, en cualquier ámbito o nivel, de cuales son las alternativas posibles que no están siendo aplicadas por voluntad o intereses de los que se encargan de aplicarlas, difícilmente el futuro será mejor, al contrario, será peor para la inmensa mayoría de personas que se escapan de esas “elites”.

El consumo se adapta las necesidades de nuevos perfiles con menos presupuesto,se usan eufemismos en los principales medios de comunicación que desdibujan la realidad para volverla a dibujar de una manera distinta creando la ilusión de la recuperación y de que vuelve a “ser posible llegar a la clase media” o mejor aún, animándote a emprender a lo “Amancio”, ayudando así al conformosmismo de la población con la situación que acontece, y todo esto anima a pensar, que en un futuro, todo será igual, que si no cambió nada en la peor crisis económica y financiera que ha sufrido España, si no se luchó lo suficiente, quizá no sea tarde, quizá sea ahora la hora de empezar a luchar, de empezar a organizarse y a luchar por combatir un sistema injusto que priva de derechos a los más desfavorecidos, que genera desigualdad, precariedad, pobreza, exclusión y marginación social, y que es beneficioso para unos pocos e injusto para la mayoría.


Díaz, J.C

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